En nuestros hogares, y en los espacios comunes de una comunidad de vecinos, ocurren infinidad de situaciones entre las que, lamentablemente, también están incluidas las complicaciones e imprevistos de salud que requieren de una actuación rápida y eficaz.
En España, se estima que cada año más de 30.000 personas fallecen como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio fuera del ámbito hospitalario. Únicamente el 23,5% de las personas que sufren una parada cardíaca son atendidas durante los primeros 8 minutos y, según todos los expertos, cuando el tiempo de respuesta excede los 15 minutos, las posibilidades de supervivencia se reducen a la mitad.
La realidad española
En este contexto de cifras y porcentajes, tan incómodo como real, es importante concienciar que una inversión relativamente modesta en formación de vecinos, instalación de desfibrilador automático (DEA) y coordinación de protocolos tiene la capacidad de marcar la diferencia entre un desenlace fatal o una historia de éxito.
El paro cardiorrespiratorio es un evento súbito en el que el corazón deja de latir eficazmente, lo que provoca la detención del flujo sanguíneo y, de no intervenirse con rapidez mediante maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y desfibrilación, la muerte o daño severo cerebral puede sobrevenir en pocos minutos. Algunos datos clave:
- La supervivencia de una PCR extrahospitalaria en España se sitúa en torno al 10,8 %, cifra que supera la media europea (7,5 %).
- Pese a ello, sólo una minoría de ciudadanos está preparada para actuar. Por ejemplo, menos del 10 % de la población española sabe realizar una reanimación básica.
- El perfil medio del paciente es un hombre de unos 65 años o una mujer de unos 70 años pero, lo que quizá sorprenda, es que la PCR puede ocurrir a cualquier edad, en cualquier momento y lugar, incluyendo el ámbito doméstico o en zonas comunes de una comunidad de vecinos, donde muchas veces no se dispone inmediatamente de equipamiento o personal formado.
Para un administrador de fincas, representante o presidente de comunidad, todos estos números subrayan dos realidades fundamentales: primero, que el riesgo existe en el entorno residencial, y segundo, que la existencia de un DEA y de personas formadas puede marcar la diferencia entre vida y muerte.

Beneficios tangibles
Instalar un desfibrilador externo automático (DEA) en zonas comunes accesibles y asegurar que vecinos o personal clave tengan formación en RCP es una inversión en seguridad real. Los beneficios principales para una comunidad son:
- Reducción del tiempo de respuesta
Sabemos que cada minuto cuenta: por cada minuto que pasa sin actuar en un paro, la posibilidad de supervivencia disminuye aproximadamente un 10 %. En una comunidad de vecinos, actuar antes de la llegada de los servicios de emergencia, que en muchos casos pueden tardar varios minutos, reduce considerablemente el daño y mejorar el pronóstico. - Aumento de la probabilidad de supervivencia
La combinación de RCP inmediata + desfibrilador reduce drásticamente la mortalidad. La colocación estratégica de DEAs en edificios y espacios residenciales permite que haya una respuesta inmediata, aumentando las probabilidades de salvar vidas y reducir las posibles secuelas neurológicas. - Responsabilidad y tranquilidad
Contar con un programa de cardioprotección (equipo + formación + protocolo) aporta tranquilidad tanto al administrador como a los propietarios e inquilinos. Además, es un valor adicional para la comunidad, demostrando que esta se preocupa por la seguridad de sus residentes y visitantes. - Anticipación
Aunque la normativa varía según cada comunidad autónoma, cada vez más se promueve la cardioprotección en espacios públicos y privados. Adoptar esta medida puede anticiparse a la regulación y posicionar a la comunidad como modelo de buenas prácticas.
¿Cómo lo hacemos posible con Batega?
En Batega ofrecemos un servicio integral adaptado al entorno residencial de comunidades de vecinos, que incluye:
- Evaluación de las zonas comunes para determinar la ubicación óptima del DEA.
- Instalación de equipo homologado, sencillo de usar y con mantenimiento incluido.
- Formación para vecinos, porteros o personal de mantenimiento por parte de un grupo de instructores en Soporte Vital, acreditados por el Consejo Catalán de Resucitación y el European Resuscitation Council y con más de 20 años de experiencia en Sistemas de Emergencias Médicas.
- Protocolos claros: contacto con emergencias, registro del equipo, revisión y simulacros.
- Acompañamiento continuo y mantenimiento preventivo del equipo.

Nuestros hogares y comunidades de vecinos no están exentos del riesgo de un paro cardiorrespiratorio. Las estadísticas nos recuerdan que cada año miles de personas sufren estos imprevistos y que la supervivencia mejora sustancialmente cuando se actúa con rapidez y con equipo adecuado. Para una comunidad de vecinos, disponer de un desfibrilador y personal formado no es un lujo: es una medida de responsabilidad, seguridad y tranquilidad.
En Batega acompañamos a administradores de fincas y comunidades de vecinos en este camino, y convertir cada edificio en un “edificio con corazón”, preparado para responder ante lo inesperado. Si deseas más información, puedes contactar con nosotros a través de este formulario.