- El jugador Miguel García pudo salvar la vida gracias a uno de estos aparatos
- Las enfermedades cardiacas son la primera causa de muerte en España
Las enfermedades cardiacas son la primera causa de muerte en el mundo, y también en nuestro país, donde cada hora fallecen trece personas por problemas del corazón.
Aunque sus hábitos son saludables, los deportistas tampoco están libres de sufrir una parada cardiorrespiratoria y es que, desgraciadamente, muchos han sido los atletas que han perdido la vida mientras realizaban alguna actividad física.
Antonio Puerta o Dani Jarque -este último se encontraba en el hotel de concentración cuando la sufrió-, son algunos de esos ejemplos. Afortunadamente, hay otros, como Miguel Ángel García Tebar, que sobrevivieron para contarlo.
El papel que han jugado los desfibriladores han provocado que estos aparatos se vuelvan un objeto incondicional en cualquier espacio deportivo.
Gracias a uno de ellos, el corazón del jugador albaceteño Miguel García pudo volver a latir. Fue la temporada pasada, durante un encuentro entre la UD Salamanca, equipo donde militaba el centrocampista, y el Betis.
El futbolista se desvaneció en el campo de manera repentina y los médicos de ambos equipos tuvieron que actuar de urgencia y emplear un desfibrilador. Tras “25 segundos muerto”, tal y como afirmó posteriormente el médico del Salamanca, José Ignacio Garrido, el jugador abandonó el terreno de juego consciente.
Aquel día se acabó el fútbol para Miguel, pero tal y como le hicieron ver los médicos, después de lo que se vivió en el estadio Helmántico, «que no pudiera volver a jugar era lo menos malo».
Un pequeño desfibrilador fue también el salvavidas de un joven jugador de la liga belga. Anthony, que ya había tenido problemas cardiacos, llevaba uno incorporado y la descarga le reanimó.
Jarque y Puerta, en el recuerdo
Antonio Puerta y Dani Jarque y fueron dos grandes estrellas que no pudieron ganarle la batalla a su corazón.
El jugador del Sevilla cayó desplomado cuando se estaba disputando un partido de Liga frente al Getafe en el Sánchez Pizjuán. Aunque inmediatamente el lateral fue reanimado con un desfibrilador y trasladado al hospital, el internacional sufrió hasta cinco paradas cardiorrespiratorias camino de la clínica donde días más tarde falleció.
Dos años después de la muerte de “la zurda de diamante”, tal y como lo definió el presidente del Sevilla, José María Del Nido, fue Dani Jarque el que nos decía adiós.
Fue durante la pretemporada, en Italia, cuando el corazón del recién asignado capitán del Espanyol se paró.
Jarque, que se encontraba hablando con su novia desde el hotel, dejó de hablar e inmediatamente la chica se puso en contacto con su compañero de habitación, Corominas. El jugador avisó a Moisés Hurtado, quien subió a la habitación y lo encontró sin conocimiento. Aunque el doctor Cervera le practicó el masaje cardícaco y usó el desfibrilador, Jarque no pudo ser reanimado porque sufrió una asistolia no desfibrilable.
Sabonis, el último susto
El exjugador de baloncesto, Arvydas Sabonis, ha sido el último en llevarse un gran susto. El lituano, de 46 años, tuvo que ser ingresado en un centro hospitalario de Kaunas tras sentirse indispuesto mientras jugaba al baloncesto.
Una vez en el hospital, los médicos comprobaron que había padecido un infarto de miocardio del cual se recupera favorablemente.
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