Fecha: 26/11/2018
Fuente: Heraldo de Aragón
Javier Burgos, con licencia 1.022, es el primer taxista de Zaragoza que circula con un desfibrilador en su maletero dispuesto a prestar un auxilio esencial si alguno de sus pasajeros sufriera un infarto. Pero no solo a sus clientes, también está preparado para salvar la vida a cualquier persona, que se cruce en su camino y tenga la desgracia de entrar en parada cardiorrespiratoria.
La decisión de colocar en su coche un desfibrilador nace de una vocación solidaria que ya puso en práctica durante muchos años como voluntario de transporte sanitario de Cruz Roja, pero que luego tuvo que abandonar al ponerse al volante del taxi. «Este trabajo supone muchas horas y no me deja tiempo para la ambulancia, pero hablando un día con un amigo se le ocurrió que podía llevar este pack de primeros auxilios», explica.
Así, con la ayuda de Ángel Hernández, que le ha impartido un curso para poder utilizar el aparato y se lo ha instalado en el coche, ahora ha vuelto a ser uno de los taxistas más solidarios de Zaragoza. El equipo no es barato, le ha costado unos 1.500 euros, pero agradece la ayuda que le ha prestado la Cooperativa del Taxi, así como la asistencia jurídica que le ha dado la Asociación Provincial para cumplir con todos los requisitos y poder llevarlo.
«Una de las razones principales –admite– es la seguridad que le puedo dar a los míos, sobre todo pensé en mis padres, que son mayores, pero vi que no era incompatible con lo que me gusta, que es ayudar a los demás». Su taxi lleva en la puerta trasera izquierda una pegatina con la leyenda ‘Todos y todas podemos salvar una vida’ y en la que se indica con letras bien visibles que se trata de un «vehículo cardioprotegido».