El Ayuntamiento tiene previsto adquirir «de aquí a final de año» uno de estos aparatos por cada una de las seis comisarías
Fuente: ELCORREO
9 octubre 2018,
Cuando una persona sufre un ataque cardíaco, los cinco primeros minutos resultan vitales y pasados diez, las posibilidades de supervivencia son casi nulas. Los policías suelen ser los primeros servicios de emergencia en llegar al lugar del incidente. Por este motivo, cada vez está más extendida la necesidad de dotar a los coches-patrulla de equipos automáticos de desfibrilación, que pueden conseguir de una forma rápida y sencilla que un corazón vuelva a latir. Tras los pasos de otras ciudades como Madrid o Barcelona y con EE UU en la vanguardia de este tipo de avances, ahora le toca el turno a Bilbao.
La Policía Municipal de la capital vizcaína quiere dotar a sus coches-patrulla de desfibriladores semiautomáticos de forma gradual. Según confirmó este lunes a este periódico una portavoz del Ayuntamiento de Bilbao, está previsto adquirir uno de estos aparatos por cada una de las seis inspecciones vecinales «de aquí a final de año».
Concretamente, la guardia urbana contará con un desfibrilador semiautomático o DESA en Abando, Basurto, Ibaiondo, Rekalde, Begoña y Udala. La Ertzaintza, por su parte, dispone de estos aparatos en las comisarías y también en las furgonetas de la Patrullas de Respuesta Inmediata (PRI), junto con los kit de sangrado, para casos de atentados o grandes catástrofes, donde está comprobado que la mayoría de la gente muere desangrada.
Gran parte de la plantilla de la Policía local tiene ya la formación sobre reanimación básica y con desfibrilador semiautomático. En los últimos meses han recibido un curso de reciclaje de una mañana con gran predisposición por parte de toda la plantilla. «En el centro de la ciudad, el policía es el primero que llega, el que está más a mano. Es muy importante que la Policía sepa y tenga los medios para poder ayudar», explica una sanitaria que imparte formación sobre RCP. «No es el futuro de la formación policial, es ya el presente».
«Estamos en la calle las 24 horas, hacemos lo que se puede hasta que llegan los sanitarios, con más formación y medios podríamos hacer más cosas», advierte un policía experto en táctica sanitaria. Cada uno de estos aparatos cuesta entre 1.000 y 3.000 euros. «Son muy intuitivos, te hablan, te van diciendo lo que tienes que hacer y no tienen riesgo. Si no detecta que hay desfibrilación, no emite ninguna descarga».
El primer paso es «comprobar el nivel de consciencia. Cuando la persona no responde a ningún estímulo verbal o doloroso, como un pellizco, se encuentra en parada cardiorrespiratoria».