– Médicos de Harvard han revisado datos de 11 millones de corredores
– El riesgo de muerte súbita en maratones no es superior al de otros deportes
Fuente: LA VANGUARDIA
Fecha: 12/12/2011
Cualquier persona que corra maratones o medias maratones debería realizarse un chequeo cardiaco para saber si su corazón puede resistir esfuerzos extremos, según se desprende del estudio más exhaustivo realizado en el mundo sobre el riesgo de muerte súbita en carreras de larga distancia.
El estudio, que ha analizado carreras en las que han participado once millones de personas en Estados Unidos entre el 2000 y el 2010, ha detectado que uno de cada 111.000 hombres y una de cada 625.000 mujeres sufrieron un paro cardiaco. Se trata de un riesgo bajo en comparación con el de otras actividades deportivas, concluyen los autores del estudio, que hoy presentan sus resultados en la revista The New England Journal of Medicine.
«Nuestros resultados son tranquilizadores; muestran que las carreras de larga distancia son una actividad generalmente segura y bien tolerada», ha explicado por correo electrónico Aaron Baggish, coordinador del estudio, de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.).
Pero todos los paros cardiacos registrados eran evitables, advierten los investigadores. En su mayoría se debieron a dos tipos de trastornos cardiacos que se hubieran detectado si los corredores se hubieran hecho un chequeo. Se registró también un caso aislado de muerte por golpe de calor (en que la temperatura interna sube tanto que el organismo pierde la capacidad de regularla) y dos por hiponatremia (es decir, déficit de sodio, en corredores que no recuperaron las sales que habían perdido por el sudor).
Los chequeos cardiacos que hubieran podido prevenir estos paros cardiacos «son sencillos y asequibles», explicó ayer Josep Brugada, director de la unidad de cardiología deportiva del hospital Clínic y pionero en la implantación de estos chequeos en España. Sencillos: se basan en un electrocardiograma, que se puede complementar con una prueba de esfuerzo y, si los resultados de las pruebas sugieren algún posible problema, con una ecografía del corazón; en una minoría de casos, tras la ecografía, puede ser precisa también una resonancia magnética. Y asequibles: aunque los precios varían según los centros médicos, un electrocardiograma puede costar menos de 50 euros y una prueba de esfuerzo o una ecografía, menos de 100 euros cada una.
«En Italia estas pruebas son obligatorias por ley para cualquier persona que haga deporte, lo que ha permitido reducir drásticamente la mortalidad cardiaca en adultos jóvenes», explicó Brugada. «En España, como en Estados Unidos, la mayoría de personas que corren maratones y medias maratones nunca se han hecho un chequeo cardiaco. Desde el Clínic defendemos estos chequeos no sólo para corredores de largas distancias sino para cualquier persona que practique actividad física de manera habitual».
El estudio de Harvard revela que el riesgo de paro cardiaco en carreras de larga distancia es unas cinco veces mayor en hombres que en mujeres. Si entre los hombres se registró un paro cardiaco por cada 111.000 participantes, en mujeres sólo se registró uno por cada 625.000. Este resultado coincide con el de estudios anteriores que han observado que los hombres tienen más predisposición a sufrir paros cardiacos en situaciones de esfuerzo intenso. Aunque las causas de este fenómeno no se conocen con precisión, los investigadores de Harvard apuntan que tal vez hay más trastornos cardiacos no diagnosticados en la población masculina.
Los resultados del estudio alertan contra la falsa sensación de seguridad que puede dar el hecho de haber corrido desde hace años, de haber entrenado mucho o de haber participado antes en otras maratones: las víctimas mortales de paros cardiacos tenían una media de once años de experiencia como corredores, entrenaban 67 kilómetros por semana y ya habían corrido una media de entre una y dos maratones.
Tampoco el hecho de ser joven es motivo para no hacerse un chequeo cardiaco si se quiere correr una maratón. Las edades de las víctimas mortales del estudio americano iban desde los 22 a los 60 años, con una media de edad de 34. Esto se explica porque hay dos patologías distintas que causan la mayoría de paros cardiacos en atletas. Entre atletas jóvenes predomina la cardiomiopatía hipertrófica, que se caracteriza por un aumento del grosor del músculo cardiaco y que puede degenerar en una arritmia fatal. En atletas de más de 40 años, en cambio, es más habitual la arteriosclerosis, que provoca una falta de sangre en las arterias coronarias.
«Una de cada 500 personas tienen cardiomiopatía hipertrófica en la población general», recordó ayer Josep Brugada. «Si decenas de miles de personas se inscriben en maratones sin haberse hecho un chequeo cardiaco, es inevitable que de vez en cuando se produzcan muertes súbitas que se podrían haber evitado».
Una observación preocupante, según el investigador Aaron Baggish, es que el riesgo de paro cardiaco entre los participantes en maratones ha aumentado a lo largo de la última década. Si en el periodo 2000-2004 se registró un paro cardiaco por cada 141.000 hombres, en el periodo 2005-2010 se registró casi el triple: uno por cada 49.000. La razón es que «cada vez más personas que están en baja forma y tienen más riesgo cardiovascular se aficionan a correr», declara Baggish. Aunque correr suele ser saludable para estas personas, añade, participar en maratones sin haber hecho antes un chequeo puede resultar peligroso.